La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa recuerda con enorme orgullo la resistencia protagonizada por los representantes de las comunidades del interior, llevada adelante por las cuatro entidades gremiales del campo y productores independientes frente al atropello y la prepotencia, la cual ha marcado un hito en la historia de nuestro
país.
El firme reclamo que tuvo su único origen en la defensa de la producción agropecuaria y la supervivencia de los pueblos del interior ante las ineficaces y destructivas políticas del Gobierno giró para transformarse en una verdadera gesta en defensa de las instituciones de la República, la Constitución, las leyes y el Federalismo.
Nuestra Confederación, constituida por ciudadanos de distritos dispersos por la geografía bonaerense y pampeana, continúa reclamando aún hoy por políticas públicas inclusivas y federales que permitan reconstruir el país desde la unidad nacional de la República para
beneficio de todos los argentinos.
Desde CARBAP recordamos con orgullo la defensa de valores que no se negocian ante mayorías circunstanciales, o ante el miedo o complacencia de quienes solo defienden sus intereses.
El constante atropello, la soberbia, la compra de voluntades, y el olvido de las convicciones y
principios de los principales actores políticos continúa imposibilitando el funcionamiento pleno y estable de la democracia. La educación, la producción y el desarrollo local, eslabones estratégicos de una cadena que promueve la cultura de la laboriosidad, de la que el campo siempre ha dado destacado ejemplo, está en decadencia ininterrumpida día a día.
Ya lo decíamos en nuestro documento “El Campo y la República” allá por 2008 que la destrucción de las instituciones, la pérdida de prestigio y eficacia de la Justicia, la falta de independencia y federalismo del Congreso Nacional, y el recurrente amedrentamiento a las agremiaciones de todo tipo, conllevaban a la pérdida de respeto a la ley por parte de la sociedad, frente al abandono de la autoridad moral.
Los productores agropecuarios somos ciudadanos responsables que construimos la Nación en nuestras comunidades, porque además de exigir nuestros derechos, cumplimos nuestros deberes.
Hace cuatro años mostramos que es posible el cambio, pero necesita de todos. El compromiso comunitario, social, político, tendrá que convertirse en parte vital de la formación y el accionar de todos.
LA REPUBLICA asentada en un verdadero federalismo con plena independencia de sus poderes y con la fortaleza que el funcionamiento pleno de sus instituciones puede dar, esta aún por nacer, doscientos años después, siempre recordando que el país se construirá con el campo, nunca sin el campo y menos contra el campo, pero siempre con dignidad, justicia y libertad.
país.
El firme reclamo que tuvo su único origen en la defensa de la producción agropecuaria y la supervivencia de los pueblos del interior ante las ineficaces y destructivas políticas del Gobierno giró para transformarse en una verdadera gesta en defensa de las instituciones de la República, la Constitución, las leyes y el Federalismo.
Nuestra Confederación, constituida por ciudadanos de distritos dispersos por la geografía bonaerense y pampeana, continúa reclamando aún hoy por políticas públicas inclusivas y federales que permitan reconstruir el país desde la unidad nacional de la República para
beneficio de todos los argentinos.
Desde CARBAP recordamos con orgullo la defensa de valores que no se negocian ante mayorías circunstanciales, o ante el miedo o complacencia de quienes solo defienden sus intereses.
El constante atropello, la soberbia, la compra de voluntades, y el olvido de las convicciones y
principios de los principales actores políticos continúa imposibilitando el funcionamiento pleno y estable de la democracia. La educación, la producción y el desarrollo local, eslabones estratégicos de una cadena que promueve la cultura de la laboriosidad, de la que el campo siempre ha dado destacado ejemplo, está en decadencia ininterrumpida día a día.
Ya lo decíamos en nuestro documento “El Campo y la República” allá por 2008 que la destrucción de las instituciones, la pérdida de prestigio y eficacia de la Justicia, la falta de independencia y federalismo del Congreso Nacional, y el recurrente amedrentamiento a las agremiaciones de todo tipo, conllevaban a la pérdida de respeto a la ley por parte de la sociedad, frente al abandono de la autoridad moral.
Los productores agropecuarios somos ciudadanos responsables que construimos la Nación en nuestras comunidades, porque además de exigir nuestros derechos, cumplimos nuestros deberes.
Hace cuatro años mostramos que es posible el cambio, pero necesita de todos. El compromiso comunitario, social, político, tendrá que convertirse en parte vital de la formación y el accionar de todos.
LA REPUBLICA asentada en un verdadero federalismo con plena independencia de sus poderes y con la fortaleza que el funcionamiento pleno de sus instituciones puede dar, esta aún por nacer, doscientos años después, siempre recordando que el país se construirá con el campo, nunca sin el campo y menos contra el campo, pero siempre con dignidad, justicia y libertad.
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