miércoles, 30 de enero de 2008

Hacia un mercado agricola estable y justo-COM 1181-

La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa –CARBAP- ve con satisfacción la decisión del gobierno nacional de reabrir los registros de exportaciones de trigo y maíz, haciéndose eco de un reiterado pedido de los productores, por intermedio de sus entidades y dirigentes.
En un momento en que la demanda de alimentos le presenta al país una posibilidad única de convertirse en uno de los mayores proveedores del mundo, la reapertura de los registros de exportación de nuestros productos demuestra que el gobierno comprendió que hay una oportunidad comercial que puede beneficiar a la Argentina (resultaría paradójico que nuestros socios del MERCOSUR se abastezcan de alimentos desde el hemisferio norte). Al mismo tiempo, la medida permite a los productores planificar sus labores.
La entidad siempre ha privilegiado, valorado, y promovido el diálogo institucional como la mejor forma de lograr soluciones consensuadas. De hecho el 14 de diciembre de 2007 durante "El encuentro de Luján", CARBAP hizo público su petitorio a la Señora Presidente de la Nación, en donde se le solicitaron medidas que faciliten el acceso de los productos argentinos a los mejores mercados internacionales. Este planteo y el pedido explícito de la reapertura de los registros de exportaciones se reiteró el 16 de enero mediante presentación ante el ministerio de Economía. Por eso, esta medida resulta un logro en la razón que nos asiste, para CARBAP y para los productores argentinos.
Iniciado el camino de normalización del mercado, esta Confederación insiste, como lo viene haciendo en el seno de la Cadena productiva desde el desacertado cierre, en que sólo la concurrencia simultánea de todos los operadores en un marco de transparencia permitirá la formación de un precio interno, reflejo acorde del registrado en el mercado internacional.
Con la apertura de los registros, la gran distorsión en el precio del trigo, generada por las irregularidades en los mecanismos de comercialización que beneficiaban principalmente a la molinería, los casi 190 pesos que el productor perdía por tonelada, anhelamos que ahora retomen el tradicional empuje por producir más y mejor.

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