La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) repudia las declaraciones del Dr. Ricardo Daniel Echegaray, titular de la ONCCA, quien continúa desinformando a la población a través de declaraciones falaces y malintencionadas, y eludiendo el diálogo para la búsqueda de soluciones a los problemas del sector.
El Dr. Etchegaray no actúa de buena fe al afirmar que la dirigencia agropecuaria busque supeditar la seguridad alimentaria de la Argentina a la renta del sector. La realidad indica todo lo contrario, ya que la totalidad de las propuestas que surgen de las entidades agrarias apuntan siempre a incrementar la producción y asegurar la soberanía alimentaria, mientras que las políticas del Gobierno que defiende Etchegaray desestimulan la producción de alimentos destinados al consumo interno como la carne y el trigo, base de cualquier independencia alimentaria real.
El funcionario declaró que la dirigencia rural sigue defendiendo “la informalidad en el campo y los mecanismos de elusión fiscal” lo cual significa, por lo menos, un grave acto de difamación y otra profunda muestra de desconocimiento sobre la realidad del sector. Las entidades que representan al campo se han manifestado siempre en contra del trabajo informal y las operaciones en negro. Una clara muestra de ello es la activa participación de las mismas en el RENATRE (Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores) codo a codo con representantes del gremio de los trabajadores rurales.
En lo que refiere al rol del Estado, CARBAP estima necesaria la activa intervención del mismo para asegurar mercados institucionales fuertes y transparentes. Pero jamás apoyara la actividad de organismos de control como la ONCCA que a través de una maraña burocrática perversa interviene el mercado granario con criterios arbitrarios y discrecionales. Son este tipo de intromisiones las que explican el actual marco de inseguridad jurídica, que desalienta y sigue alejando inversiones en el sector.
CARBAP lamenta que el Dr. Ricardo Daniel Etchegaray asuma el rol de ariete político de quienes con resentimiento y rencor no alcanzan a entender el reclamo del interior productivo de los últimos tres años.
Pareciera ser que la confrontación constante y la renuencia al dialogo son las únicas políticas de estado que encolumnan a los funcionarios de este gobierno.
Etchegaray debería comenzar por preguntarse qué efecto tiene sobre la actividad rural y la informalidad el constante cambio de reglas de juego que impulsa la ONCCA por medio de alteraciones que incluyen la violación de normas internas y el incumplimiento de acuerdos internacionales, antes de acusar a un sector que históricamente bregó por la transparencia de mercados y el combate a la informalidad, mas allá de integrar, mal que le pese a muchos, el mismo ser nacional.
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