jueves, 11 de marzo de 2010

Una gesta inconclusa.......-COM 1434-

La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa recuerda en el bicentenario de la Revolución de Mayo, el aniversario del inicio de una gesta inconclusa, protagonizada por los representantes de las comunidades del interior productivo, que ha marcado un hito en la historia de nuestro país.

El reclamo por las ineficaces y destructivas políticas del Gobierno hacia el sector continúa, como así también la indiferencia gubernamental a la concreta solución de los problemas.

Nuestra Confederación, constituida por ciudadanos de distritos dispersos por la geografía bonaerense y pampeana, continúa reclamando firmemente políticas públicas inclusivas y federales que permitan reconstruir el país desde la unidad nacional de la republica para beneficio de todos los argentinos.
Ya decíamos en nuestro documento “El Campo y la Republica” allá por 2008 que la destrucción de las instituciones, la perdida de prestigio y eficacia de la Justicia, la falta de independencia y federalismo del Congreso Nacional, y el recurrente amedrentamiento a las agremiaciones de todo tipo, conllevaban a una perdida de respeto a la ley por parte de la sociedad, frente al abandono de la autoridad moral por parte del Gobierno Nacional.
El constante atropello, la soberbia, la compra de voluntades, y el olvido de las convicciones y principios de los principales actores políticos continúa imposibilitando el funcionamiento pleno y estable de la democracia. La educación, la producción y el desarrollo local, eslabones estratégicos de una cadena que promueve la cultura de la laboriosidad, de la que el campo siempre ha dado destacado ejemplo, esta en decadencia ininterrumpida día a día.
Decíamos, y hoy reafirmamos, que sólo un retorno a nuestras bases culturales, aquellas que hicieron que nuestra Patria se constituyera, consolidara y desarrollara; sin que se trate de un trasnochado regreso a tiempos idos, sino de una recuperación de los fundamentos éticos y legitimas aspiraciones, puede revertir nuestra actual caída libre. Para ello, la ciudadanía debe regenerar por si misma el tejido social, sus vínculos genuinos, sus alianzas legitimas, su protagonismo en todos los niveles mas allá del individualismo y de la actividad particular.

Los productores agropecuarios somos ciudadanos responsables que construimos la Nación en nuestras comunidades, porque además de exigir nuestros derechos, cumplimos nuestros deberes.
Hace dos años mostramos que es posible el cambio, pero necesita de todos. El compromiso comunitario, social, político, tendrá que convertirse en parte vital de la formación y el accionar de todos.

LA REPUBLICA asentada en un verdadero federalismo con plena independencia de sus poderes y con la fortaleza que el funcionamiento pleno de sus instituciones puede dar, esta por nacer, aún doscientos años después, siempre recordando que el país se construirá con el campo, nunca sin el campo y menos contra el campo

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