Es simplemente triste confirmar las consecuencias del accionar de la ONCCA, que desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa hemos denunciado en numerosas oportunidades, además de tratarse de un organismo cuya versión actual (desde el Decreto 1067/05) ya hemos impugnado por inconstitucionalidad ante la Justicia.
Desde esta confederación sostuvimos y sostenemos que todo programa de subsidios y compensaciones promueve actos de corrupción y manejo discrecional de los recursos asignados. Como así también una perjudicial, innecesaria y arbitraria dependencia de los establecimientos agropecuarios a ese entramado burocrático de subsidios, que apenas oculta lo que verdaderamente son: un autoritario quitar, para luego devolver lo que el Estado quiera, en la medida que quiera, cuando quiera y a quién quiera.
Desde que la ONCCA fue recreada como una persona jurídica distinta del Estado mismo (en el año 2005) y a pesar de ello se le otorgó facultades regulatorias (se le “tercerizó” la potestad normativa en las materias de su ámbito) empezaron a crearse, bajo la excusa de generar controles, verdaderas trabas al comercio interno y externo de productos agropecuarios. Hubo desde entonces un innecesario exceso de presuntos controles previos, en vez de una vigilancia atenta del comportamiento de los operadores. Se instituyeron los “ROE”, que solo sirvieron en verdad, para manejar discrecionalmente los mercados, como herramienta de un poder injustificado, que se plagó de inequidades, favores, arbitrariedades y finalmente corrupciones hoy bajo inspección.
Alguno de sus funcionarios responsables, criticados por las entidades rurales, no se cansó de expresar que ellas “carecen de solvencia técnica y no quieren controles”.
Poco tiempo pasó, para que quedara en evidencia que en realidad la que carece de solvencia técnica y de controles, tanto como de legitimidad, es la propia ONCCA, la cual permitió con su acción y omisión, los actos ahora sospechados, producidos gracias a mecanismos que ella creó declamando fines que no se cumplieron…pero que fueron útiles a otros intereses.
La gran falacia sostenida por las autoridades de la ONCCA de buscar garantizar el consumo interno, ya ni se sostiene. Las irregularidades se han ido sucediendo, así como la discrecionalidad en el otorgamiento de permisos de exportación, la falta de transparencia en los procesos, la falta de publicación y transparencia de información tanto de datos generales como respecto de las gestiones particulares.
Desde CARBAP siempre hemos sostenido que aceptamos y compartimos los debidos controles, justificados y razonables, aplicados por los organismos naturales que el Estado tiene para ello (así lo hicimos en sucesivas comunicaciones como: Las falacias de la ONCCA –Comunicado 1279-, Las mentiras de Echegaray en defensa de la mesa de algunos argentinos –Comunicado1281- Otra mentira de la ONCCA, y van... –Comunicado 1311- entre otros –ver www.prensacarbap.blogspot.com ) pero rechazamos enfáticamente los manejos tendientes a condicionar, desalentar e impedir el normal desenvolvimiento de la actividad productiva y comercial, acción y resultados que la ONCCA se ha empeñado en instalar desde que Ricardo Echegaray y luego Emilio Eyras asumieron su conducción.
Vale mencionar asimismo la tardía reacción de un grupo de legisladores que intenta eliminar la ONCCA. Hemos advertido en reiteradas oportunidades sobre las consecuencias del exceso de poder que la ONCCA había asumido, y desde las distintas bancas y partidos políticos no se ha reaccionado con la eficacia y rigurosidad que implica la responsabilidad del legislador nacional. Se va detrás de los acontecimientos, en vez de preverlos y adelantarse. Si es necesario armar un sitio de Internet para recibir las denuncias sobre la ONCCA, significa que los diputados allí presentes están mas lejos que nunca de sus representados, pues en reiteradas oportunidades desde esta entidad y otras, como así también productores independientes han marcado y denunciado el discrecional manejo de dicho organismo.
Desde CARBAP entendemos que ya no hay más tiempo para continuar soportando un accionar de la ONCCA que ha demostrado tener consecuencias nefastas para la producción.
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